CREAMOS REDES PARA LA SOSTENIBILIDAD

Close up woman holding box with Service delivery and holding a b

El comercio online, el nuevo reto para una logística más sostenible en las ciudades

El cambio en los hábitos de consumo ha aumentado el comercio online y, con ello, el transporte de mercancías en las ciudades. Esto ha puesto en evidencia la necesidad de plantear un nuevo modelo logístico en el que se apueste por la sostenibilidad

 

JCOMP/ FREEPIK

 

Un cubo para reciclar en casa, click. Plantas para reverdecer el patio, click. Un bolso de segunda mano para el fin de semana, click. Tan solo un par de movimientos y tu carrito virtual está lleno con la compra de toda la semana. Sin embargo, aunque cada vez más nos preguntamos si nuestras adquisiciones son sostenibles, pocas veces nos paramos a pensar si la manera en la que se trasladan los productos hasta nuestros hogares también lo es.

En las grandes ciudades, la movilidad destinada a la distribución comercial ocupa una parte importante del tráfico urbano y el crecimiento del comercio digital no ha hecho más que aumentar esta proporción y, por lo tanto, sus fenómenos negativos (contaminación, accidentes, pérdida de espacio, etc.).

El crecimiento del comercio electrónico se ha experimentado, especialmente, desde 2009, cuando las compras online alcanzaban el 15% del total. Desde entonces, se ha incrementado hasta superar en 2016 el 20% del total, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Esto implica, por lo tanto, que al menos una de cada cinco empresas venda, actualmente, a través de internet, teniendo que contar con un medio de transporte o contratar a una empresa que distribuya sus productos.

La logística, un problema de primera línea

 

Ante estos datos, es importante que la distribución urbana de mercancías deje de ser una cuestión secundaria en las ciudades y avancemos hacia una distribución más eficaz y responsable con el medio ambiente.

Este es uno de los aspectos importantes detectados durante el proyecto Identificación de temas clave para una movilidad sostenible, segura y conectada de Conama, que busca el análisis de los avances obtenidos hasta ahora y avanzar hacia soluciones más concretas en los temas pendientes.

Otros de los problemas detectados es la recuperación del espacio público y el avance hacia un mix de modos en el que se dé prioridad a la pirámide invertida de la movilidad.

Escasez de datos, regulación y hábitos de consumo

 

Uno de los principales retos para la logística sostenible es que, a pesar del boom del comercio digital, este es un campo en el que, hasta hace relativamente poco, se había generado muy poco conocimiento y del que apenas existían estudios o datos a nivel general

Esto ha impedido que se realice un análisis exhaustivo del tema y que se haya elaborado un marco de actuación general. Es decir, aunque algunas empresas han tomado iniciativas en este aspecto, no están completamente recogidas por una institución a nivel regional.

Además, confluyen otros aspectos como la importancia de implicar a los propios usuarios, cuyos hábitos de consumo han variado en los últimos años. En ocasiones, las compras se realizan en diferentes días o páginas web, lo que supone pedidos diversos, más embalajes protectores individuales, y más vehículos dirigiéndose a una misma dirección en repetidas ocasiones.

Dicho problema implicaría aplicar nuevas tecnologías y planificaciones para aumentar la eficiencia, sin embargo, la necesidad de inmediatez de los usuarios hace que las empresas deban cambiar estas estrategias para hacer frente a las necesidades consideradas urgentes, por los clientes.

Avanzar hacia soluciones

 

La dimensión del problema produjo que, en Conama 2018, se estableciera un grupo de trabajo denominado Logística. Nuevos retos en la distribución urbana de mercancías, compuesto por numerosos expertos y empresas y con el objetivo de compartir experiencias y avanzar hacia soluciones en el ámbito.

Una de las líneas de trabajo que se mencionaron fue la posibilidad de electrificar el transporte de mercancías. Sin embargo, tal y como se expuso, algunas empresas no cuentan con los recursos necesarios para renovar la flota o se necesitan más avances tecnológicos que de más autonomía a los vehículos. En este sentido, surgió la idea de aumentar la colaboración público-privada para la innovación y eficiencia en los procesos logísticos urbanos para que las acciones fueran eficaces y realistas.

A pesar de ello, en el grupo también surgieron voces que señalaron el aumento de consumo energético que suponía dicha medida y la falta de soluciones que ofrecía frente al incremento del tráfico y del uso del espacio público. Respecto a esto, se plantearon iniciativas como la agrupación de pedidos o la de realizar el reparto de “última milla”, es decir, la última fase del transporte hasta que llega al cliente, a través de ciclistas o repartidores a pie, cuando se trate de mercancías pequeñas, y con condiciones de trabajo seguras y estables.

Por último, algunos de los asistentes plantearon la necesidad de reflexionar sobre la manera en la que consumimos a través de internet , si realmente hay una necesidad urgente de los pedidos o, si en algunos casos, se podría optar por obtener los productos localmente y contribuir al comercio de los barrios, que ya reciben de manera diaria las mercancías.

Tanto unas medidas como otras tienen sus pros y sus contras lo que evidencia la importancia de seguir tratando este tema, que pase a la primera línea de preocupaciones y, en definitiva, avanzar hacia una movilidad sostenible, especialmente en las ciudades.